miércoles, 19 de febrero de 2014

"Métodos de Sócrates", Pedagogía I.



UNIVERSIDAD ALFONSO REYES


Carrera: Formación Infantil
Materia: Pedagogía I
Tema: Métodos de Sócrates
Maestra: Lic. Karina Valencia Ramos
Alumna: Danitza Esmeralda López Mendoza
Matrícula: F-3926
Tetra: 2
Fecha: 6 de Enero del 2014



INTRODUCCIÓN

¿Quién era Sócrates? ¿Cuáles eran sus métodos de enseñanza? ¿Era él un sabio o un filósofo? ¿Cuáles eran sus creencias? ¿Cómo fue su muerte?
Este ensayo lo responderá.

Se hablará sobre el conocido como padre de la filosofía, Sócrates, nacido en Atenas, hijo de Sofronisco, un escultor, y de Fenareta, una comadrona (Persona que se encarga del cuidado de la salud de las mujeres embarazadas).

Sócrates tuvo una educación tradicional en literatura, música y gimnasia. Tiempo después, se familiarizó con la retórica y la dialéctica de los sofistas (filósofos de la antigua grecia).
Se verán los distintos métodos de enseñanza que utilizaba Sócrates, como por ejemplo, la ironía y la mayéutica.

Mencionaremos como este hombre no se consideraba él mismo como un “sabio”, sino que decía que él era un “filósofo” ya que esto significaba que era una persona que reconoce que hay un montón de cosas que no entiende.

Así mismo se explicará por qué Sócrates fue condenado a morir y cómo Critón quería ayudarlo a escapar, a lo cual Sócrates se negó, dejándole a Critón una excelente enseñanza sobre cómo vivir bien.

MÉTODOS DE SÓCRATES: IRONÍA Y MAYÉUTICA

Hacia el año 450 A.C., Atenas se había convertido en el centro cultural del mundo griego. Ya vimos cómo habían comenzado a desarrollar sus teorías los primeros filósofos, llamados filósofos de la naturaleza. A estos pensadores también se los llamó presocráticos, porque justamente vivieron antes de Sócrates, uno de los tres filósofos más importantes de la antigüedad, junto con Platón y Aristóteles. Sócrates nació y vivió en Atenas (-470/-399) y fue quizás uno de los hombres más enigmáticos de toda la historia de la filosofía. Pensemos lo influyente que ha llegado a ser su pensamiento y sin embargo no escribió nada en absoluto.

En sus enseñanzas, utilizó la IRONÍA, la REFUTACIÓN y la MAYÉUTICA.

“La propia esencia de la actividad de Sócrates es que su objetivo no era enseñar a la gente. Daba más bien la impresión de que aprendía de las personas con las que hablaba. De modo que no enseñaba como cualquier maestro de escuela. No, no, él conversaba. En el transcurso de la conversación, solía conseguir que su interlocutor viera los fallos de su propio razonamiento. Y entonces, podía suceder que el otro se viera acorralado y, al final, tuviera que darse cuenta de lo que era bueno y lo que era malo.

Se dice que la madre de Sócrates era comadrona, y Sócrates comparaba su propia actividad con la del arte de parir de la comadrona. No es la comadrona la que pare al niño. Simplemente está presente para ayudar durante el parto. Así, Sócrates consideraba su misión ayudar a las personas a parir la debida comprensión (Mayéutica: Dar a luz)  Porque el verdadero conocimiento tiene que salir del interior de cada uno. No puede ser impuesto por otros. Sólo el conocimiento que llega desde dentro es el verdadero conocimiento.

Precisamente haciéndose el ignorante, Sócrates obligaba a la gente con la que se topaba a utilizar su sentido común. Sócrates se hacía el ignorante, es decir, aparentaba ser más tonto de lo que era. Esto lo llamamos ironía socrática.
De esa manera, podía constantemente señalar los puntos débiles de la manera de pensar de los atenienses. Esto solía suceder en plazas públicas. Un encuentro con Sócrates podía significar quedar en ridículo ante un gran público. Por lo tanto, no es de extrañar que Sócrates, a la larga, pudiera resultar molesto e irritante, sobre todo para los que sostenían los poderes de la sociedad. Atenas es como un caballo apático, decía Sócrates, y yo soy un moscardón que intenta despertarlo y mantenerlo vivo.
Jostein Gaarder, “El mundo de Sofía”

Contemporáneamente a Sócrates, aparecieron en Atenas los llamados sofistas, como consecuencia de la necesidad de los ciudadanos atenienses de aprender el uso de la palabra como medio de participación en la naciente democracia. Estos sofistas (en un principio Sócrates fue uno de ellos) eran maestros del discurso y cobraban muy bien por sus servicios.
No pasó mucho tiempo hasta que Sócrates comenzó a diferenciarse de los sofistas. En primer lugar, a diferencia de ellos, no cobraba por sus enseñanzas, y por otro lado, no se consideraba asimismo como un sabio, sino como una persona ignorante que podía aprender de sus interlocutores. Le gustaba ser considerado “filósofo” y no “sabio”, diferenciando así el querer alcanzar la sabiduría con el arrogarse tenerla.

Un filósofo es, pues, una persona que reconoce que hay un montón de cosas que no entiende. Y eso le molesta. De esa manera es, al fin y al cabo, más sabio que todos aquellos que presumen de saber cosas de las que no saben nada. Y Sócrates dijo que sólo sabía una cosa: que no sabía nada.
¿Dónde residía para él la fuente de nuestro conocimiento? En la razón, por eso se lo considera como uno de los primeros racionalistas.

Todo lo que conocemos de Sócrates, es a partir de Platón, uno de sus discípulos. Este filósofo lo presenta en sus diálogos (Apología de Sócrates, Critón, Fedón, Banquete, Teeto) como a un maestro del pensamiento, padre de la filosofía, capaz de despertar los espíritus a la reflexión gracias a la búsqueda de la verdad y del conocimiento.

Acusado de corromper a los jóvenes y de no creer en los dioses de la Polis, fue condenado a morir bebiendo un fuerte veneno, la cicuta. En el diálogo Critón (escrito por Platón) se ve a Sócrates condenado a muerte y visitado por Critón quien intenta convencerlo de la conveniencia de escapar a su suerte.

Sócrates, estando en prisión, espera la ejecución de su sentencia, cuando recibe la visita de Criton, su mejor amigo, quien lo instiga a evadirse.
Critón, le pide a Sócrates que le hago caso ahora y se salve, porque a más de perder un amigo, mucho que no lo conocen bien, ni a Critón ni a Platón, creerán que habiendo podido salvarlo, no quiso desenvolver dinero, no quiso ayudarlo.

Critón teme de la opinión general, de lo que dirán si no intenta salvar a su amigo.
Sócrates le responde que no debe temer al vulgo, pues quienes obran al azar, no pueden obra la prudencia o la imprudencia (liga al conocimiento con la virtud: la rectitud de los actos derivan de la idea del bien). Solo hay que atender las opiniones del entendido en la materia. No obedecerlas implica perjuicios.
Critón le dice a Sócrates, que no esté preocupado por el ni por los otros amigos, temiendo que si huye de prisión, los sicofantes los acosen por haberlo sacado en secreto, y por esa causa, tener que entregar todo su fortuna, o sufrir todavía alguna otra pena.
Critón insiste con que debe escapar de la prisión y así salvar su vida.
El argumento por el cual Sócrates, responde a Critón porque debe atenerse a la condena que le impusiera la ciudad de Atenas, radica en el hecho de que lo justo, lo pactado, debe cumplirse inexorablemente.

Durante toda su vida, Sócrates vivió sujeto a las leyes de Atenas, a las que consideraba justas y con las que se comprometió, prefiriéndolas por sobre las demás y sintiéndose orgulloso de su ciudadanía, como todo ateniense. Si se fugara, estaría conculcando los compromisos contraídos con ellas, con las cuales no se comprometió forzado, ni urgido a tomar una decisión en poco tiempo, sino en 70 años. No es justo, pues, que por las circunstancias actuales se deba incumplir la ley. El hombre de bien nunca debe obrar voluntariamente el mal, ni burlar lo convenido justamente.

Para Sócrates, lo que más importa no es vivir, sino vivir bien; que el vivir bien sea lo mismo que el vivir noblemente y el vivir justamente.
Si para Sócrates, el tener que salvar su vida, implicaría tener que pagar un alto precio, es decir “su propio destierro”, esto conllevaría que no podría continuar, en ningún caso filosofando (es decir; que para predicar hay que predicar con el ejemplo).
Para el griego, las leyes son lo justo, de carácter general (válida para todos sin excepción) y casi sagradas. Si son respetadas, otorgan el carácter de ciudadano ateniense (la patria es aquello a lo que nos resulta valioso pertenecer).
Si las leyes se acomodaran a las necesidades de los particulares, no servirían, dejarían de ser justas. Si no son cumplidas por todos, pierden su fuerza, dejan de ser ley, por lo tanto el Estado, que se apoya en ellas, deja de existir.

CONCLUSIÓN

Después de lo visto, podemos concluir que Sócrates fue un filósofo muy inteligente, él enseñaba de una manera diferente, él no era como los demás maestros, para enseñar, él conversaba.
Mientras hablaba con las personas hacía que ellos mismos entendieran lecciones y se dieran cuenta de lo que hacían bien y lo que no. Era por esto que muchos lo seguían y querían hablarle.

Esta, en mi opinión, es una muy buena manera de enseñar, ya que conversando se puede captar mejor la atención de la persona a quien se le quiere transmitir el conocimiento y además es más fácil de comprenderlo.
Lecciones como esta fueron las que nos dejó Sócrates, que en la actualidad las seguimos recordando, y algunos, aplicando.

Como se mencionó antes, a él no le gustaba ser llamado “sabio”. Él reconocía que había muchas cosas que no entendía, de ahí su famosa frase “Sólo sé que no sé nada”.
Al final de cuentas, esto era lo que lo hacía más sabio que los demás que presumían saber mucho cuando en realidad no.

Lo que a mí más me impresionó fue la manera en la que aceptó su condena de muerte, la forma en la que rechazó la propuesta de Critón sobre escapar, diciéndole que no podía desobedecer las leyes que consideraba justas y con las que se había comprometido, que lo que más importa no es vivir, sino vivir bien y que el vivir bien es lo mismo que el vivir noblemente y el vivir justamente.

BIBLIOGRAFÍAS
http://www.siemprehistoria.com.ar/2010/02/socrates-la-ironia-y-la-mayeutica-para-llegar-al-conocimiento/
http://www.academiasocrates.es/socrates/mayeutica.php